No se que pasará...

Después de muchos dias,vuelvo con fuerza, la que perdí agotado por los nervios y las pocas horas de sueño en pro de un proyecto común con un amigo.
Pasados los dias de tormenta metafórica, y graciosa paradoja escribir precisamente un dia lluvioso. Deseo gritar con fuerza, deseo arrancarme mis despojos delante de un amanecer, florezco radiante de alegria por una sensación muy agradable de liberación. Liberación que podria llegar a rozar el aburrimiento, dulce aburrimiento que permite dejar tu mente reseteada, mientras esa tal relajación te deja soñar en unas divagaciones de placeres elegidos.

Ese David radiante és el que ha vencido a Goliath, eufórico y seguro de si mismo irradia confianza, optimismo y favorece el acercamiento de almas errantes en busca de un destino.
Que se yo de ese destino cuando no se ni para donde va mi camino ni a donde me lleva.
Que se yo de iconos guias para ser muestra de alguna dirección.
No se nada, nada de nada, solo abrazo con muchisima fuerza el momento que me favorece, por si así no se me escapa. Ignorante iluso que ahora no piensa que todo tiene su tiempo.
¡¡Viva esa ignorancia!!

Con esa plenitud, y valores evolucionados o quizas por experimentar a otras opciones, llego a conocer personas mas adultas que yo. Lo que me aportan nuevas ilusiones dejando atras los pasados más tormentosos con verdes y apetecibles frutitas con sabor a rancio.
Me ilusionan con prudencia, me enloquecen sin necesidad de necesitar y hacen que me dedique unos minutos a presumirme para estar guapo para ellas. Sin olvidar las tretas con las que hago gala para conseguir lo que quiero, todo y que al final las tretas son las que ellas quieren aceptar.
Maquiavelicas ellas dejan que las cortejes aun a sabiendas que el final ya esta escrito en sus mentes, ya saben como acabara todo si en su cama o en una mesa de cafeteria tomando un café mirando un reloj en espera de volver a casa y no querer verte más.

Pero creo que esta vez me apetece la manzana que tiento a coger dando saltos debajo del manzano y rozando con las puntas de mis dedos esa preciosa manzana. No la deseo más que para disfrutar, provar su dulzura y a la vez su acidez. Me encanta dar saltos para cogerla y más me encanta pensar en lo que me deparará si la saboreo, además todo esto lo hago con muchisima calma y paz interior.
Me encanta esta manzana con un poquito a sabor a pecado.