martes, 17 de junio de 2008

Dulces vacaciones

Que dulce fué estar en el camino de Santiago, que dulce fué conocer de tu espontaniedad, como en tus palabras en castellano con acento sueco me llegaban como un masaje en mi interior y me dabas paz. No se como lo hacias pero yo parloteaba sin cesar en busca de que no pararas tu tampoco de hacerlo porque el escucharte me relajaba profundamente.
Puede que tu voz, puede que tu acento, puede que en la lentitud de tu vocalizar mientras traduces mentalmente este el reclamo que me prendó.
No busqué nada donde creí que no habia, me imprimias respeto por ser prohibida de valores morales o quizas prohibida por tener tu corazón hipotecado en un compromiso, más lo entendí y respeté de hechos pero no dejé de soñarte y puede que por eso forcé las coincidencias por verte todo lo que pude en dos fugaces dias.
La última noche creí que seria eso, una noche más, y más cuando en ese estado dubitativo se forjó un segundo de silenció en el que valoraste buscar una opción para estar un rato conmigo porque mis ojos te lo pedian, y creo que a contras del sentir y en un esfuerzo de coherencia, dijiste de irte a dormir...
Yo sin sueño gané unos minutos en el hall del albergue asimilando la realidad por encima de mi fantasia, y al subir a la habitación, salias del labavo, ¿coincidencia forzada o surgida? Ni un momento para aberiguarlo, simplemente estabamos allí y yo sin tabú giré media vuelta de tuerca más a mi suerte y acerté.
me ofrecias unos minutos más de compañia para antes de ir a dormir en el sofá del hall, hablabamos de como mejorar nuestras vidas y me hacias saber lo afortunado que era de intentar decidir siempre mi rumbo, pero creo que todo estaba de más, porque por encima de conversaciones existencialistas más que interesantes, yo pensaba en coger tu mano y besarte, a la vez temblaba por no destruir un castillo si te besaba y tu no lo deseabas.
Como no, como siempre hago, me arriesgué, pero este riesgo no era frivolo como otras veces, este era sentido...
El besarte fue dulce y mientras lo hacia, creo que notaste mi mano temblorosa tocando tu rostro, me acompañaste en un beso que me encantó.
Dudaste por un momento por no creer que fuera correcto, pero te pudo tus ganas de sentir ese momento. y digo yo que vivir esto no deberia sugerirte una duda de moral, el momento, el sentir, experimentar dejandote ir, es disfrutar un momento especial que se acabará y tu vida seguirá igual de bien o de mal y no deberias tener ningún mal remordimiento, sabes lo que quieres y a quien quieres.
Me regodeo en la dulzura que le di al momento porque así queria sentirla y creí recibirla así también. Todo eran caricias con las limitaciones que me pusistes, pero no añoré llegar a más sexo que el sentir tu suavidad.
Todavia me dan escalofrios el recordar el paso de mis labios por la sugerencia de tus pechos hacia arriba pasando por tu cuello y rozando tus orejas para darte un susurro de suspiros en tu oido. Y lo recuerdo bien por lo que a ti te supuso.
Al llegar a mayores, como dos infantes descubriendo picardias, estabamos de pie, frente a frente apretando nuestros cuerpos para sentirnos y tu te ponias de puntillas para ganar altura y notar algo más que mi cuerpo a la vez que yo levantaba mi camiseta para notar tu vientre. En ese momento levanté la mini faldilla deportiva y me vino el recuerdo de tus braguitas blancas con corazoncitos rojos. Lo sabia porque en la tarde me las enseñaste sin quererlo y me sentí criatura viendo braguitas y escotes sin malicia.
y en esta locura alguien tenia que poner la cordura, yo no tenia limites pero tu tenias que tenerlos, por eso lo paraste mucho a tu pesar y yo te consensué con mucha resignación. Supongo que tenia que ser así.
Y así fué todo, al dia siguiente caminamos juntos y me sentí raro porque habia una puesta en escena de indiferencia forzada, para dejar claro delante de quien nos acompañaba y te comprometia que todo estaba como siempre, así que todo esto quedó en un olvido, en un ratito especial que guardo en un rinconcito y que espero que te genere una sonrisa al recordar y no una desolación por un error acontecido.
Todo quedó entre tu y yo.

El mejor amigo, para cuando todo falla el esta ahi

El mejor amigo, para cuando todo falla el esta ahi
El Sacarinu