sábado, 24 de noviembre de 2007

Arder no es cosa del infierno

Desde que me dejaste solo recuerdo tu sexo, intenté suplirlo volviendome loco buscando el polvo que superara a los que sentia cuando notava tu torso desnudo al unisono de un dulce empujar. Despues de intentarlo una y otra vez, con mil difrentes, al cabo de dos meses desistí.
Llevo 37 dias sin provarte mujer, ¡estoy ardiendo! Solo pienso en aparcar la bici.
Despues de toda una noche durmiendo en mi lecho, del cual antes de recostarte te liberaste de todos tus despojos;ropas y prejuicios, amanezco a tu lado, recostado al lado de tu posición fetal y notando tu carne trémula y cálida empiezo a notar como mi sangre y mi alma intensifican un deseo. Ese deseo encaja entre tus suaves gluteos. Eso és aparcar la bici, un efimero y frio título para tan bella situacion.
Mientras mi cuerpo roza toda tu espalda, mi sangre y mi alma rozan tus gluteos, mis manos buscan una grieta en la que penetrar para dar con tus senos. Deseando que despiertes poco a poco o incluso aun retozona sin saber con claridad que sucede, que gires tu cara y me concedas tus lavios para más adelante cogerme tu lengua para notar su humedad. Y que sin decir nada me estes pidiendo a gritos que abra tus piernas y que fluya suavemente mi descontrolado control de endorfinas por el chispenate monte de Venus.
Lo haré, por supuesto que lo haré, descargar todo mi todo en esa preciosa situación.
Eso es arder, y deberia ser pecado capital, pero el infierno no me acoge porque sabe que el arder me gusta y asi no podria cumplir penitencia. Mi penitencia és sufrir mi fuego cada vez que no puedo compartirlo contigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

moñi eres el puto rey!

Putas y Princesas dijo...

me has puesto cachonda...

El mejor amigo, para cuando todo falla el esta ahi

El mejor amigo, para cuando todo falla el esta ahi
El Sacarinu